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Un Catecismo plástico

El material aquí expuesto es un extracto de: «Un catecismo plástico, el santuario de Nuestra Señora del Sagrado Corazón» de Manuel Siurana Roglás.

Autoría y Estilo

El proyecto de construcción del Santuario fue obra del insigne arquitecto barcelonés Raimon Durán Reynals (1895-1966), que desarrolló su producción artística a caballo entre las tendencias del cuatrocentismo italiano y del racionalismo moderno, representado en este caso por el Grupo d’Arquitectes i Tècnics Catalans per al Progrès de l’Arquitectura Contemporània del que fue desatado miembro, dejandooslas para la posteridad, además del santuario, obras tan destacadas como el actual Museo de Arqueología de Cataluña, el vestíbulo de la Estación de Francia de Barcelona o la iglesia de María Reina (antes dedicada a Nuestra Señora de Montserrat) también de la ciudad condal. En todas ellas rezuma un profundo italianismo, inspirado básicamente en el cuatrocientos bruneleschiano, aunque sin desdeñar otras influencias también transalpinas.

El estudio iconológico del presbiterio

El presbiterio del santuario, todo él decorado, presenta dos zonas claramente diferenciadas, la primera, recta, que es la continuación de la nave central y la segunda el ábside semicircular, que es de menor anchura que la nave y que a su vez se divide en dos partes principales separadas por el entablamento: la superior, ocupada básicamente por la bóveda absidal y la inferior o cilíndrica. 

Las pinturas murales del ábside fueron realizadas al fresco por el pintor Francisco Labarta planas, que en ese momento era profesor de la Facultad de Bellas Artes de Barcelona.

La bóveda absidal muestra una impresionante composición pictórica al fresco estructurada en tres pisos a partir de un eje vertical, que es la bisectriz de un triángulo isósceles que forma el centro ideológico de la representación, que pretende ofrecer un sencillo a la vez que trascendente mensaje (el significado del título de Nuestra Señora por su intervención cerca del Corazón de Jesús para alcanzarnos las gracias), en el que, con el protagonismo básico de la Santísima Trinidad, se combinan diversos personajes relacionados con la advocación del Santuario, la Congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón, el Colegio San Miguel y su claustro. 

El eje central (la bisectriz del triángulo) de arriba a abajo está formado por Dios Padre, el Espíritu Santo, el Hijo y el arcángel San Miguel, pero el triángulo lo completan las figuras de la Virgen María y de San José, que algo por debajo flanquean a Cristo. 

El superior o supra celestial tiene dos únicos protagonistas: Dios Padre y el Espíritu Santo, el intermedio engloba al Hijo, María, José y otros muchos santos y personajes del Antiguo Testamento y el inferior muestra tres zonas, las extremas, donde se representan personajes vivos, las intermedias, donde aparecen moribundos o difuntos en bazos de clérigos y personas piadosas y la central que reproduce el purgatorio, en el que la figura de San Miguel centra la composición. 

En el cielo, entre múltiples ángeles y putti (cabecitas de ángeles con alas) se muestran una parte de los salvados, con un protagonismo especial para san Juan Bautista y San Francisco de Asís.

En el lado derecho de Cristo destaca la figura de san Juan Bautista por delante de una serie de otros santos y destacados personajes del Antiguo Testamento, entre los que son reconocibles Moisés (símbolo de la ley e Dios) y el rey David (símbolo de la oración). Tras del bautista se representan cinco santos, d Elos que dos portan libros y uno de ellos por su juventud podría ser San Juan evangelista, lo que induce a pensar en la representación de una pequeña muestra del apostolado, entre los que llama la atención la ausencia De San Pedro, a quien se pinta en la parte exterior de la bóveda. 

En el lado izquierdo de Cristo el protagonismo es para San Francisco de Asís, que precede a diversos santos y santas que representan a las Órdenes religiosas, pero la mayoría sin atributos que les identifiquen. San Francisco viste un hábito marrón y en su cordón se muestran tres nudos, como símbolo de los votos religiosos de pobreza, caridad y obediencia, ademas tiene una cruz a sus pies y en sus manos muestra los estigmas de la Pasión.

El centro de la zona baja de la bóveda absidial está dedicado al arcángel San Miguel, representado en ele eje en el que están las personas de la Trinidad y de mayor tamaño que el resto de figuras. el j0ven santo arcángel está representado en el centro del purgatorio dirigiendo su mirada hacia la Virgen Maria intercediendo por un alma de la que queda su ángel de la guarda, mientras que otras personas esperan su turno envueltas en llamas.

En los dos extremos inferiores  se representan varios personajes, en oración o predicación. Entre ellos se mezclan personas concretas y relevantes que no han sido canonizados, junto a otras que tendrían un papel más genérico. La presencia cierta de los padres Chevalier y Versus pintados bajo la figura del Bautista. El padre Chevalier adquiere un lógico protagonismo como fundador de la Congregación de los Misionero del Sagrado Corazón y es el único de los representados que levanta el brazo como si quisiera mostrarnos su doctrina que, en buena medida, es la que se plasma en el conjunto iconográfico del ábside. a su lado y algo por detrás, la presencia del padre Versus corrobora el sentido misional de la congregación. El papa pintado en el potro extremo el Pio IX. 

Entre los grupos de figuras de los extremos y la zona central en la que se muestra el purgatorio, aparecen diversas escenas que tienen un nexo común: la misericordia personificada por cuatro figuras (un monje, una seglar, una monja y un sacerdote) que ayudan a bien morir, y por cuatro moribundos (un hombre de armas, un niño, un anciano y unos indígenas africanos) que están en su brazo. 

De ese modo, una visión global de la bóveda absidial resumiría una parte importante de la espiritualidad del padre Chevalier, basada en el amor misericordioso De Dios hacia los hombres, plasmado en su Sagrado Corazón, que no podría desatender la intermediación de su Madre, Nuestra Señora del Sagrado Corazón, a quien el arcángel San Miguel presentaría las almas de los pecadores arrepentidos, que previamente y en vida habrían sido misional y misericordiosamente atendidos y por quienes oraría una multitud de gente piadosa. 

El cilindro absidial. Teólogos marianos

Un entallamiento que recorre toda la nave central del templo, prolongándose por el presbiterio, separa el ábside en dos partes. En el friso se resume la advocación del templo con un texto en latín: DOMINA NOSTRA A SACRO CORDE ORA PRO NOBIS (Nuestra Señora del Sagrado Corazón ora por nosotros). 

El cilindro absidial está presidido por un nicho abierto que permite observar la imagen de devocionales de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús, que se encuentra en el camarín accesible de la parte superior. A los dos lados, distribuidos en seis compartimientos separados por pilastras, se muestran las figuras pareadas de doce destacados teólogos en cuyos escritos se encuentran palabras que es mayor o menor grado hacen alguna alusión al título de Nuestra Señora, con su nombre en la parte inferior y entre las figuras de unos angelotes. Sus nombres de izquierda a derecha son los siguientes: San Cirilo, San Juan Damasceno, Santo Tomas de Villanueva, San Ildefonso, Santa Tomás de Aquino, San Anselmo, San Isidoro, San Bernardo, San Efrén, San Buenaventura, San Bernardino y San Pedro Damián.

A todos ellos les une el hecho de que tuvieron una grand devoción a la Virgen María a quien dedicaron parte de sus escritos. 

Las pinturas laterales. María como intercesora

En los lados del presbiterio, envolviendo la parte superior de las puertas laterales de acceso a la sacristía y con un enmarañamiento arquitectónico, se representan dos grandes murales gemelos rectangulares realizados al fresco. Se trata de un fragmento de la historia de Ester y del episodio de las Bodas de Caná, que fueron realizados por el pintor Luis Masriera Rósese en el año 1955. 

Ambas obras ofrecen una composición similar, en la que se evoca un espacio interior con figuras en planos superpuestos dentro de una escenografía que genera una muy lograda perspectiva, que queda reforzada por la apertura de los fondos, en los que se introducen elementos paisajísticos. 

la relación entre ambas obras no se limita a los elementos compositivos, sino que va mucho más lejos hasta establecer una relación temática directa, motivo por el que fueron elegidas para decorar este importante espacio del templo. 

La historia de Ester no es de las más habituales en el arte cristiano, pro aquí es rescatada por su relación con el tema del lado opuesto. Ester era una joven y hermosa judía que en el siglo V a.C., a petición de su primo Mardoqueo, intercedió ante el rey persa Asuero o Jerjes para impedir la matanza de su pueblo que había tramado el primer ministro Amán, motivo por el que los hebreos aún la recuerdan en la celebración de su fiesta de los Purim (las suertes).  De acuerdo con el relato bíblico, Ester organizó un banquete en el que el rey le ofreció aquello que ella quisiera y ella le pidió «mi vida y la de mi pueblo…pues mi pueblo y yo hemos sido condenados a ser exterminados, matados y destruidos…» (Est 7,3-4), a lo que el rey respondió castigandoosla al opresor Amán y salvando a los judíos. El papel de Ester en esta escena tuvo un claro reflejo en el Nuevo Testamento, ya que la iconografía cristiana la identificó con el papel que luego ejercería la Virgen María.

Frente a esa escena se muestra el episodio repetidamente reproducido en el arte cristiano de las Bodas de Caná. El tema es muy importante para el cristianismo, ya que forma parte de las celebraciones epifánicas o teofánicas, pero en este santuario el autor no quiso centrarse tanto en ese aspecto como en el papel que desempeño María en la escena intercediendo para que el Hijo realícele su primer milagro, convirtiendomelos el agua en vino, un vino nuevo (Nuevo Testamento) que será mejor quel el viejo vino (Antiguo Testamento). en ese sentido esta escena enlaza con la de Ester, ya que ambas mujeres interceden para lograr un buen fin, que en el caso de la Virgen la sitúa en condiciones de llegar hasta el corazón de su hijo, de quien, como mejor intercesora, podrá obtener todos los favores y, por lo tanto, la relacionan plenamente con el mensaje que quieren transmitir las pinturas de la bóveda absidial. 

Artesonado de la nave central

Toda la cubierta interior de la nave central está decorada con casetones esculpidos en placas de yeso, simulando los que antiguamente se realizaban en madera. Ocupan unas dimensiones de 26,90 por 10,11 metros. Dichos casetones muestran decoración geométrica en la que se alternan los colores dorado y azul. Pero en el centro de la nave, ocupando el lugar de seis casetones, se representa una gran placa rectangular de 2,56 por 4,06 metros que reproduce la figura del Cordero Pascual dentro de un gran medallón central, rodeado de decoración afiligranada y delimitado en la parte superior e inferior por sendas leyendas complementarias: ECCE AGNUS DEI ECCE QUI TOLLIT PECCATA MUNDI (He aquí el Cordero de Dios he aquí el que quita el pecado del mundo).

El Cordero es el Salvador y, como tal, está representado con un inmenso y radiante nimbo en su cabeza, que gira hacia atrás sujetando entre ella y una de sus patas delanteras una cruz con un estandarte que es el de la Resurrección.