
Adviento en musica. II Domingo de Adviento
El Adviento es un tiempo de gozosa espera de la venida del Salvador. Por eso, la música clásica puede ayudarnos a vivir más profundamente este tiempo.
Pieza musical sugerida para este segundo Domingo de Adviento:
Cantata Wachet! Beter! Beter! Wachet!, de Johann Sebastian Bach (BWV 70a_Weimar).
Los acontecimientos de la Cantata BWV 70 de Johann Sebastian Bach son curiosos y significativos, porque nos hablan a la vez de la vida cotidiana de los músicos de iglesia y de cómo los temas teológicos pueden cruzarse con aspectos muy prácticos de la vida diaria.
En 1716, cuando era maestro de capilla de los duques de Sajonia-Weimar, Bach había compuesto esta Cantata, sobre un texto de Solomon Franck, especialmente concebida para la liturgia del segundo domingo de Adviento y las lecturas que el leccionario luterano proponía en esa ocasión (Rom 15,4-13 y Lc 21,25-36). Cuando el compositor se trasladó a Leipzig, encargado de la música para las celebraciones luteranas en las principales iglesias de la ciudad, se encontró con que la normativa litúrgica local impedía el uso de instrumentos musicales (salvo el órgano) en Adviento. Esto habría condenado al olvido su Cantata de Weimar, que incluía una parte instrumental importante; Para evitarlo, Bach readoptó la composición, ampliándola, para el «26º domingo después de la Santísima Trinidad», al final de lo que hoy llamamos ‘Tiempo Ordinario’, en el que, hoy como entonces, las lecturas y el ambiente litúrgico se centran en temas relacionados con la segunda venida de Cristo en gloria, uniéndose así en una especie de exégesis teológica en música que no deja de estimular al oyente y al creyente de hoy.
La cantata en su forma lipsiana consta de dos partes, dejando espacio para el sermón en el intervalo, y comprende once movimientos. Más corta es la versión de Weimar (BWV 70a), de la que, sin embargo, se ha perdido la partitura original. La interpretación que propongo incluye únicamente las piezas compuestas para Weimar, y se presenta así como una reconstrucción conceptual de la forma que pudo adoptar la composición en la versión de Adviento. Invitando a los lectores a escuchar toda la Cantata, llena de maravillosas invenciones musicales, nos centramos aquí particularmente en el primer Coro, cuyas palabras iniciales dan título a toda la Cantata. Como verán, el título es singular: cuatro palabras, cada una seguida de un signo de exclamación, y dispuestas en quiasmo. «Wachet» significa “velar”, y “beter”, “rezar”: con una apelación teológica más, pues, los temas de la vigilia y la espera que caracterizan el tiempo de Adviento se enlazan con la invitación que Jesús dirigió también a sus discípulos en la noche pascual de Getsemaní.
Las perentorias invitaciones a «velar» y a «orar» son interpretadas por Bach de dos maneras distintas: en algunas ocasiones, se centra en los diferentes significados de los dos imperativos, caracterizando el «velar» con soluciones musicales muy vivas y brillantes, que realmente parecen sugerir una espera laboriosa, alegre y constructiva, mientras que el «rezar» se interpreta sistemáticamente con notas largas y planas, para enfatizar la dimensión contemplativa e íntima de la espera. Tenemos, pues, en esta primera elección musical, una dimensión activa y extrovertida para el «velar», y otra más tranquila e introvertida para el «rezar». En otras partes, sin embargo, Bach aprovecha la estructura verbal similar de las dos palabras, ambas de dos sílabas, y la concatena incesantemente como para espolear al creyente a levantarse y no dejarse cansar o desanimar en la espera.
La mención del «fin del mundo», que precede inmediatamente a la repetición de la sección inicial, es interpretada por Bach con una finalidad y una perentoriedad que raramente se encuentran en este punto en composiciones similares: parece, por tanto, que el compositor deseaba deliberadamente llamar la atención del oyente sobre el tema del «fin», haciendo así más estimulante e interesante el nuevo comienzo que le sigue inmediatamente, y que parece sugerir los «nuevos cielos y la nueva tierra» que esperan a la Iglesia en la segunda venida de Cristo.
¡Buena escucha y buena meditación!