Beatos Mártires msc
de el Quiché

Padre
Había nacido en Barcelona el 27 de abril de 1945. Después del noviciado en la Congregación (1965), hizo su primera Profesión religiosa, el 8 de septiembre de 1966. Fue ordenado sacerdote el 9 de junio de 1972 en Valladolid. Destinado a la Misión de El Quiché (Guatemala) tres años después (1975), donde trabajó en los lugares de mayor riesgo, fue asesinado en las montañas de Chajul, junto con su catequista Domingo, cuando regresaba de su recorrido apostólico. Está enterrado en Chajul.

Padre
Nacido en Yesa el 15 de febrero de 1931. Fue ordenado sacerdote en Logroño el 25 de febrero de 1956. Tres años más tarde fue destinado a la Misión de El Quiché, en Guatemala. Trabajó también e Nicaragua. De regreso a Guatemala, fue destinado a la parroquia de Joyabaj, donde un atardecer del 10 de julio de 1980 fue asesinado en su despacho parroquial por dos sicarios que le dispararon a la cabeza. Sus restos mortales reposan en Joyabaj.

Padre
nació en Cuérigo el 29-XI-1933. Fue ordenado sacerdote en Logroño el 11 de julio de 1960. Ese mismo año partió para la Misión de El Quiché. Cuando los MSC se vieron en la necesidad de abandonar la Misión, junto con su obispo, él se ofreció para quedarse a atender a sus fieles quichés. Muy poco después (15-II-1981), cuando iba a visitar a sus feligreses, fue detenido, torturado y asesinado en La Barranca.
Comprometidos con pueblo indígena y su dignidad como personas
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Fue engendrada por la pobreza, el racismo, las diferencias sociales, la opresión, la corrupción, la falta de trabajo. Empezó con manifestaciones, se convirtió en enfrentamientos entre guerrilla y ejército, creció hasta ser una ‘guerra civil no declarada‘ y desembocó en una cruel persecución a la Iglesia Católica en varios de los departamentos. Entre ellos el que más sufrió esta persecución se encuentra el departamento de El Quiché en el se occidente de la República de Guatemala. No sin razón el obispo poeta Pedro Casaldáliga escribió:
Ponte tus galas de bodas,
Tú, la más mártir de todas,
Santa Iglesia de Quiché.Fueron miles los católicos, especialmente catequistas, los asesinados en esa época. Bastaba tener una biblia católica o un rosario o dedicarse a ayudar a los demás para que uno fuera catalogado como guerrillero y por tanto reo de muerte. Entre la multitud de asesinados por la fe, su vivencia del Evangelio, su servicio a los más necesitados y por intentar vivir como Jesús, se escogieron diez personas para iniciar su proceso de beatificación. Fue un trabajo arduo que llevó más de 10 años. Y esperamos que no sean los últimos. Tres sacerdotes Misioneros del Sagrado Corazón, agentes de pastoral de la diócesis de Quiché, con 7 de sus catequistas forman el grupo inicial de los mártires de El Quiché.
El Papa Francisco decretó el 23 de enero del 2020 poder contar entre el número de los beatos de la Iglesia a estos tres Misioneros del Sagrado Corazón junto a siete de sus catequistas mayas de El Quiché. Éstos serán los primeros originarios de las razas indígenas declarados beatos en Centroamérica.
… y siete catequistas laicos indígenas

Domingo del Barrio Batz
Nacido en Ilom en el municipio de Chajul. Padre de tres hijos. Uno de los sacristanes de la parroquia de San Gaspar con la misión de acompañar a los sacerdotes en sus correrías misioneras por la extensa parroquia.
Ejercía de traductor, catequista y enfermero empírico en las aldeas visitadas. Era el fiel acompañante de los sacerdotes y con el P. José María Gran era además su amigo. Cuando el P. José María, avisado de un posible atentado, le aconsejaba regresar por otro camino más largo porque tenía familia que le aguardaba y quería, Domingo le contestó que no se separaría de él y “si nos pasa algo, sea lo que Dios quiera… si te matan me matan también, porque venimos juntos y regresamos juntos. No tenga pena”. Subiendo a Xe Ixoq Vitz, camino a Chajul, fue acribillado por soldados en una emboscada junto al P. José María. Era el 4 de junio de 1980. Tenía 29 años.

Tomás Ramírez Caba
Nacido en Chajul. Durante más de veinte años fue el sacristán mayor de San Gaspar de Chajul. Los Padres confiaban plenamente en él y era sumamente responsable. Al quedar la parroquia sin sacerdotes por las circunstancias de la guerra civil no declarada, recibió el encargo de cuidar del gran templo colonial y de las dependencias del mismo. Cumplió su deber con constancia, ejerciendo además de catequista y orientando la oración de los fieles y trabajando en la cooperativa. Los militares querían ocupar ese espacio para sus intereses bélicos y siempre se encontraban con la oposición y fortaleza de Tomás. Aprovechando un tiroteo en el pueblo, los soldados le dispararon por la espalda en el patio de la iglesia y se apoderaron del templo y del convento y pusieron ahí su centro de operaciones. Era el 6 de septiembre de 1980. Tenía 46 años.

Reyes Us Hernández
Conocido también por Gaspar Us. Nacido en Macalajau, Uspantán. Líder, comprometido en el desarrollo social y de la salud con los suyos: Escuela, carretera, cooperativa, templo… en toda obra que emprendía la comunidad ahí estaba él como animador. Catequista y cantor.
Hombre en el que se unían verdaderamente la fe con las obras. “Yo estoy amenazado por el ejército y es probable que me vayan a matar pero no tengo miedo… estoy bien comprometido con la Iglesia y no veo que eso sea un delito”. De noche le fueron a buscar, salió al patio de su casa y ahí lo mataron, le dispararon por la espalda y a la cabeza, luego quemaron su casa. Era el 21 de noviembre de 1980.

Rosalío Benito
Fue uno de los primeros miembros de la Acción Católica de Chinique, allá por los años de 1940. Era analfabeto pero aprendió todas las oraciones para todas las circunstancias de la vida y a cantar, convirtiéndose así en un catequista animador de la comunidad. Estaba entregado a su misión, no perdía oportunidad para formarse asistiendo a cursos, aunque tuviera que caminar durante largas horas.
Evangelizaba en los cantones alrededor del suyo. Hizo, con el primer y reducido grupo de catequistas de la Acción Católica, una promesa de fidelidad hasta la muerte. Con grandes dificultades encontradas en su larga vida cumplió su promesa. A los ochenta años sufrió una muerte cruel, torturado y echado su cuerpo en un pozo de agua con otros compañeros asesinados. Era el 22 de julio de 1982.

Nicolás Castro
Con partida de nacimiento registrada en Uspantán vivió en Chicamán. Catequista, ministro extraordinario de la comunión, promotor de salud, cooperativista. Cuando en esa época de guerra se prohibió a los católicos las reuniones en oratorios y capillas, él propuso reunirse en la montaña o de noche en las casas. Era consciente de que en ese tiempo de persecución se necesitaba una fortaleza especial que sólo se podría encontrar en la Eucaristía. Iba a la Parroquia en San Cristóbal de Alta Verapaz a buscar el Santísimo y lo llevaba en su morral, entre tortilla y tortilla, para que su gente pudiera comulgar. Así exponía su vida en cada viaje. Era consciente de que lo iban a matar y no por eso dejó su trabajo.
Fue sacado violentamente de su casa y en el patio de su hogar fue baleado delante de su esposa e hijos. Era el 29 de septiembre de 1980. Tenía unos 35 años.

Miguel Tiu Imul
Nació en Parraxtut, Sacapulas. Era catequista y hombre dispuesto a ayudar a los demás. Decía a los suyos que “no hay que tener miedo a la muerte porque cuando uno dice la verdad la gente dice que es malo”. Era consciente de ser perseguido y de hecho unos meses antes había sido encarcelado y torturado. Él no quiso salir del cantón. Afirmaba que: “si muero, muero como Jesús. Él no fue pecador y la gente decía que era hombre malo. Yo sí soy pecador”.
Ciertamente, le anunciaron que lo iban a matar, nunca mencionó el nombre de quien le amenazó y decía que “Dios sabe mejor, que se queda así”. Aquella tarde fue a ver la milpa donde estaban tres de sus hijos guardándola.
Al salir de su casa le dispararon por la espalda. Eran las 18:30 del día 31 de octubre de 1991. Tenía 50 años.

Juan Barrera Méndez
Nació el 4 de agosto de 1967 en Caserío Potrero Viejo, El Tablón, Zacualpa. En 1980 su cantón sufrió una masacre por parte del ejército con la ya tradicional acusación de que eran guerrilleros.
Días antes, ante la violencia que oía iba creciendo en El Quiché, organizó un grupo de oración que se reunía por las noches a orar por la paz.
Este grupo fue acusado de guerrillero y los soldados se llevaron a Juan para interrogarlo, lo torturaron y acribillaron su cuerpo. El jovencito Juan repetía «que no tuviéramos miedo, que si teníamos que morir era por Dios. La Palabra de Dios no termina con la muerte, hay que seguir adelante”. Y repetía de nuevo: “yo me muero porque estoy trabajando en la Palabra de Dios. Voy a entregar mi alma en nombre del Señor”. Tenía a su muerte en 1980 poco más de 12 años.
Oración para pedir gracias

