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Mons. Alain-Marie Guinot de Boismenu msc
Obispo corazón de león

Venerable
Siervo de Dios

Biografía de Mons. Alain-Marie Guinot de Boismenu msc. Fue un pastor y evangelizador con rasgos muy humanos. El Evangelio que proclamaba era el retorno del hombre a su Creador. Su afabilidad y sus rasgos de distinción animaban a sus interlocutores a cuestionar su fe de forma sencilla y espontánea.

  • 1870

    Nació el 27 de diciembre de 1870 en Saint-Malo, Francia

  • 1888

    Hace sus votos religiosos en la congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón de Issoudun, con el deseo de ser enviado a las misiones que la congregación tiene en Nueva Guinea.

  • 1895

    Es ordenado sacerdote.

  • 1895

    Es enviado a Nueva Guinea, donde los misioneros sufren grandes privaciones a causa de la dureza del clima y la falta de personal. Se distingue rápidamente por su celo apostólico.

  • 1900

    Es nombrado obispo y consagrado en la basílica de Montmartre el 18 de marzo de 1900. Su labor como obispo vicario apostólico se extendió durante 45 años, obteniendo grandes frutos. Llamado por Paul Claudel el “obispo corazón de león” por su infatigable celo por la conversión de los paganos.

  • 1953

    Murió en Nueva Guinea.

«Dios es bueno; confiemos en Él»

De la carta pastoral sobre la lucha por las almas

“Pues existen dos reinos que se dividen el mundo y se disputan las almas ; dos ejércitos siempre y violentamente enfrentados: el ejército de Jesucristo, la Iglesia, ardiente para salvar a las almas; el ejército de Satanás, furioso por perderlas.

Guerra sin tregua ni gracia . Muchos lo ignoran, muchos no ven ahí más que una ficción. Sin embargo es una guerra bien real. Es la trama invisible de la historia del mundo, hasta el fin de los tiempos.

Formidable realidad , es necesario antes que nada creer firmemente en ella.

La Escritura y la fe nos lo atestiguan . Inspira casi todas las oraciones de la Iglesia y llena de luchas su vida y la vida de sus santos; también la nuestra, nuestra vida de cristianos y nuestra vida de apóstoles.

De esta guerra, hay que tener un vivo sentimiento, reconocer quien la lleva, sus tropas y sus medios de ataque.

Muy real también es el personaje de Lucifer , que está bien vivo. Sabemos su historia. Su caída del orden sobrenatural lo ha privado del imperio magnífico que le confería, sobre las criaturas inferiores, la perfección de su naturaleza. De ahí su odio implacable contra Dios, su celo contra los fieles sobrenaturalizados, su rabia para arrancarlos de Dios y vengarse así de Él, arrebatándole la gloria accidental que le dan sus elegidos.

Satanás vive ahora de esta rabia . Un solo medio le queda para apaciguarla: privar a los hombres del orden sobrenatural y traerlos al plano natural donde su naturaleza superior retoma sus ventajas y su imperio.

Para esto tiene sus legiones de demonios . Lanzados sobre nuestro mundo lo habitan y lo infestan; ellos se mezclan en nuestra vida y nos dan sin descanso su infernal asalto. ¡Con qué poder! Pues su naturaleza, aunque degradada, continua siendo angélica y bien superior a la nuestra. Ellos conocen a fondo sus capacidades y se aprovechan de ellas con la maestría que Dios les deja para nuestro mérito y su gloria.

Ellos obran sobre los sentidos y sugestionan la imaginación , ellos envenenan de orgullo la inteligencia y la enloquecen; favores o sufrimientos, ellos distribuyen a cada uno exactamente lo que es necesario para pecar más fácilmente, afligiendo a los justos, colmando a los impíos y siempre con el fin de apartar a las almas del orden sobrenatural.

¡Cómo ha triunfado Satanás entre los civilizados! ¡Cómo les ha restringido la parte de los sobrenatural! El los ha atraído en masa a lo natural, y ahí los tiene sólidamente encerrado. La humanidad se vuelve puramente humana, y así rápidamente entra bajo su obediencia. Y el antiguo homicida la lleva con seguridad a su perdición haciéndose adorar o negar según sus intereses.”

Oración

Te alabamos, oh Dios, por haber suscitado entre nosotros al obispo Alain de Boismenu y por su vida pasada al servicio del Evangelio y del pueblo de Papúa Nueva Guinea.
Te damos gracias, oh Dios, por el testimonio de su fe
sencilla y profunda, de su entrega
su abandono confiado a tu voluntad, su fidelidad al deber cotidiano, su sonrisa benévola y acogedora.

Te suplicamos, oh Dios, que glorifiques en la tierra a este apóstol de tu amor misericordioso, para tu mayor gloria y la difusión de tu reino.
Por el ejemplo y la intercesión de tu siervo
Alain de Boismenu
llévanos más íntimamente a Ti y a tu Hijo
Jesucristo
Amén.