
Primer Domingo de Cuaresma
Piezas musicales sugeridas:
Cardoso, Angelis suis mandavit de te, Frank Heb dich web von mir
El tema del primer domingo de Cuaresma permaneció inalterado a pesar de los diversos cambios en las diferentes liturgias; incluso en la transición al ciclo trienal de lecturas, el Evangelio de las Tentaciones de Jesús se mantuvo en los tres años, aunque en las diferentes redacciones evangélicas.
El gradual prescrito para este domingo se inspira en el Salmo 91, citado impropiamente por el Tentador, pero cuyo mensaje conserva evidentemente toda su consoladora validez. Esta seguridad de que Dios enviará a sus ángeles para proteger los pasos de los que le son fieles inspira la versión musical del Angelis sui mandavit de te de Manuel Cardoso (1566-1650), músico portugués considerado uno de los más importantes exponentes de la escuela ibérica del Renacimiento y el Barroco. A pesar de la sobriedad de la escritura «a cappella» y del estilo relativamente pobre en florituras y ornamentos, la pieza de Cardoso consigue transmitir una impresión de ligereza reconfortante, casi sugiriendo el vuelo de los ángeles en las frecuentes escalas descendentes que puntúan los primeros compases de la pieza.
Encontramos también escalas ascendentes y descendentes en la palabra «mandavit», como si los ángeles fueran efectivamente enviados desde lo alto para inclinarse sobre los seres humanos y luego ayudarles a levantarse. Particularmente evocador es también el fuerte y marcado énfasis musical con el que Cardoso subraya constantemente la palabra «lapidem», la «piedra» en la que Dios no dejará tropezar el pie de los que le son fieles: el ritmo dactílico, casi esculpido por las distintas voces en sucesión, es un símbolo musical muy eficaz de la dureza de la piedra con la que podrían chocar los que tropiecen y caigan.
Si la pieza anterior evocaba la lucha permanente entre el diablo y Cristo, el motete evangélico Heb dich web von mir, publicado entre las Gemmulae evangeliorum musicae (Pequeñas gemas evangélicas en música) de Melchior Franck (1579-1639), prolífico compositor de música sacra luterana, nos presenta la respuesta final y definitiva del Cristo victorioso a su adversario.
El gesto solemne con el que Jesús ahuyenta al enemigo está vívidamente retratado por las notas cortas que se repiten en los grados de la tríada del principio; la cita con la que Jesús reafirma la primacía absoluta de la adoración a Dios se interpreta, por otra parte, en largos valores cantados por el coro casi en perfecta homofonía, subrayando también musicalmente la solemnidad de la Palabra divina. Las palabras «und siehe» (y he aquí), que introducen la narración del servicio de los ángeles a Cristo, están enmarcadas por pausas evocadoras y cantadas en valores largos y asombrados, que dan paso después a la representación musical del bullicio de los mensajeros celestiales en torno a Cristo.